Hace unos días, un amigo que no pertenece al mundo del poker viene a casa de visita y me ve trabajando en el ordenador. En las pantallas tengo gráficas y stats del holdem manager y estoy repasando alguna mano en el replay...

- ¿Ese es el programa que decías que mostraba como juegas?. Pregunta.
- Si tio, este es, le respondo.
- Pues no te va muy bien ... ¿no? (la gráfica muestra 600 € de ganancia en bastantes manos)
- No es mío, es de un chaval de la Escuela.
- ¿Un amigo? ...
- No, no ... no lo conozco personalmente, solo que me mandó un mail para presentarse y ver si le podía repasar su juego.
- ¿Y cuanto te paga por esto?

- Nada, le respondo mientras le miro con cara de extrañeza.
- Pues no lo entiendo, si le haces mejor jugador y no le cobras nada, a la larga solo puede ser malo para ti....


Joder ... pues es verdad, es un poco ilógico ó ... quizás no.

Lo cierto es que no suelo aceptar este tipo de propuestas de "pequeñas tutorías", en el camino hacia doctorado de algun compañero, y no por nada, basicamente no lo hago, porque además del tiempo, etc ... nunca se a ciencia cierta si realmente estoy ayudando o no a la persona que me lo pide, aunque espero que si.

Pero de todas formas, no es de las ramas sino del bosque de lo que quería hablaros. Lo realmente sorprendente de esto que os hablo arriba, es que esta circunstancia se produce con especial frecuencia entre los jugadores de poker, ahí estan los foros llenos de manos posteadas para que los compañeros hagamos comentarios que ayuden o la cantidad de post que ániman a otros usuarios con nuestra misma estrategia a que se vengan a tal sala que esta llena de "fishes".

¿No os resulta sorprendente que cada vez que ayudamos a otros lo hagamos perjudicándonos, aunque sea a la larga o en mayor o en menor medida y que sin embargo no nos cueste nada hacerlo?

A mi me sorprendería sino fuera porque he escuchado a mi mujer hablar mil veces, de forma sabia, de "La Manada" y de como este concepto explica distintas actitudes que nos diferencian a los hombres de las mujeres, y que por analogía creo que puedo traerlo acertadamente aquí.

En la prehistoria, nuestro bienestar individual dependía casi exclusivamente de la colaboración de la Manada, y por tanto, aprendimos a identificar los logros colectivos como una extensión de los logros propios. Esto se quedó en nosotros como reminiscencias de nuestro pasado.

Muchos siglos después, en el poker ,curiosamente pasa algo parecido, nos mimetizamos con los que consideramos los "nuestros" y no nos cuesta, de hecho lo hacemos con especial agrado, aportar nuestro granito de arena a su triunfo, aunque éste, pueda suponer en un futuro nuestra derrota.

En su blog, hace unos días, Raúl Mestre decía los siguiente:

"No creo en el altruismo sin más. Creo que la gente que es altruista lo hace porque se siente mejor consigo mismo haciendo cosas por los demás, con lo que no deja de ser una forma de egoísmo más. Cuando he ayudado a mis amigos no ha sido por un motivo diferente. Que vaya por delante que, en este sentido, no me considero mejor que nadie. Todos hacemos lo que nos hace sentir mejor, y sin duda no soy una excepción."

Por fortuna, es díficil huir de lo que somos y de aquello que nos hace ser felices, por tanto, esta grata circunstancia, tan olvidada en otros ámbitos de la sociedad, nos acompañará por mucho tiempo.

Que así sea.